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Fenómeno contacto
De lo subjetivo a lo evidente
Desde principios de los años
50, miles de personas en todo el mundo afirman comunicarse con
extraterrestres. La mayoría de los investigadores prefieren obviar este
complejo asunto; sin embargo, en numerosas ocasiones los ovnis se
presentan ante el contactado y varios testigos en los llamados
encuentros "previa cita". Nuestro país es conocido principalmente por el
affaire Ummo, pero existen otros muchos casos de contacto que en parte
se recogen en este artículo.
José Lesta y Miguel Pedrero (Enigmas, núm. 63)
erano
de 1977. Luis José Grifol, un joven y culto profesor mercantil, tras
una dura jornada laboral se encontraba viendo la televisión junto a su
mujer y sus hijos mientras cenaban. De repente sintió un extraño
hormigueo por todo el cuerpo y decidió salir a la terraza de su
domicilio en Montgat (Barcelona) para tomar un poco de aire fresco y
esperar que se le pasase. En eso estaba cuando observó "un fogonazo de
luz que, emergiendo desde mi vertical, llegó casi hasta el horizonte del
Mar Mediterráneo". No se había repuesto todavía de la extraña visión y
de nuevo un objeto luminoso cruzó sobre su campo de visión. Hasta
entonces Luis José nada sabía de ovnis y el tema no le atraía lo más
mínimo. Sin embargo, en días sucesivos la experiencia se repitió varias
veces. Tras sentir ese extraño cosquilleo los ovnis aparecían ante un
Luis José cada vez más sorprendido, que hizo a su esposa partícipe de
los avistamientos. No eran visiones o alucinaciones; alguien más
corroboraba los sucesos. Empezaba de este modo uno de los casos de
contacto más conocidos del mundo, el cual llevó a su protagonista,
incluso, a disertar sobre sus experiencias ante la Cámara de los Lores
británica.
Contactados visuales
El domingo 11 de marzo de 1979 nuestro protagonista decidió subir
a la mágica montaña de Montserrat con la intención de conseguir un
contacto más directo con los no identificados. Pudo ver a lo lejos unas
luces y realizó una sede de preguntas "acerca del paradero de los
espíritus de nuestros difuntos y obtuve respuestas que filmé y
fotografié simultáneamente". Lo que Grifol llama respuestas son trazos
luminosos que, en caso de aparecer, contestan afirmativamente a las
cuestiones que se plantean. Desde entonces, los días 11 de cada mes
numerosas personas se reúnen en Montserrat con la intención de ver ovnis
y a la vez plantear algunas cuestiones a los "hermanos cósmicos'. En
ocasiones se han llegado a reunir miles de personas a la espera del
contacto extraterrestre. Ciertamente, muchos escépticos creen que lo
único que ven Grifol y sus seguidores son estrellas fugaces; sin
embargo, existen filmaciones en las que se ve que estos objetos cambian
de trayectoria, de velocidad, de color o realizan maniobras del todo
imposibles para una simple estrella fugaz. Lo que ya no tiene
explicación de ningún tipo es que los ovnis aparezcan por el lugar del
firmamento que Grifol señala y justo en el momento que él dice.
La
noche del viernes 24 de julio de 1987 dos conocidísimos investigadores
de primera línea, y cuya honestidad está fuera de cualquier sospecha,
convencieron a Grifol para que subiera con ellos a Montserrat. Ambos
dudaban de la veracidad de las experiencias del conocido contactado e
iban más preparados para desenmascarar un fraude que para protagonizar
un encuentro "previa cita". En un principio los ufólogos pudieron
contemplar cómo breves trazos luminosos surcaban el cielo justo por el
lugar indicado por Grifol. luego los objetos aumentaron de tamaño y
disminuyeron de velocidad. A las 0.09 horas, después de que uno de estos
investigadores mencionase la necesidad de abrir la mente, un enorme
objeto circular de color verde esmeralda rodeado por un halo plateado y
rematado por una pequeña estela anaranjada les sobrevoló lentamente para
desaparecer a gran velocidad en el espacio. Años después y junto al
popular contactado, otros muchos investigadores serian testigos de
fenómenos anómalos en Montserrat.
El
caso que acabamos de narrar podríamos catalogarlo dentro de lo que los
investigadores denominamos "contactados visuales", es decir, aquellas
personas que pueden ver ovnis a voluntad. Para los ufólogos se trata de
los tipos de contacto más interesantes porque, independientemente de los
mensajes recibidos de los supuestos extraterrestres, podemos certificar
que existe algún tipo de fenómeno externo al propio contactado. Y el
caso de Grifol no es el único en nuestro país. A finales de 1994
conocimos a un individuo, al que sólo llamaremos Andrés, que aseguraba
haber protagonizado cientos de avistamientos de extraños aparatos. En un
principio, Andrés, técnico jubilado de una importante empresa
informática, simplemente era testigo del paso de estos objetos de
diferentes tamaños y formas que, en numerosas ocasiones, también
contemplaron su mujer y sus hijos. 'Lo curioso era que ni mi familia ni
yo dábamos mayor importancia a estos fenómenos; incluso mis hijos
bromeaban conmigo sobre este asunto", nos decía. Con el paso del tiempo
comenzó a recibir mensajes telepáticos e incluso tuvo la oportunidad de
observar "durante varias horas un platillo volante a unos 10 metros de
mi posición". Del objeto descendieron dos seres: uno alto de aspecto
nórdico, vestido con una gran túnica blanca y otro más bajo que parecía
un robot. "Los tuve a unos metros de mí, pero no establecimos ningún
tipo de comunicación". Días después, los autores de este trabajo, junto a
la investigadora Ana Gallego y el contactado, nos encontrábamos en el
monte coruñés de A Espenuea a la espera de un avistamiento. Nosotros
habíamos elegido la fecha y el lugar; sólo faltaba que Andrés pusiera el
ovni. Y sucedió lo que ninguno de los que estábamos allí esperaba,
exceptuando a Andrés. En un principio divisamos un lejano punto luminoso
que se transformó en tres luces formando un triángulo. Finalmente, un
enorme objeto romboidal con las aristas redondeadas, cuatro luces en los
vértices y un potente foco luminoso en el centro voló sobre nuestra
vertical en completo silencio, únicamente roto por lo que interpretamos
como el sonido del viento rozando en el fuselaje del no identificado.
Tuvimos tiempo más que suficiente para tomar numerosas fotografías, pero
lo más extraño es que, en el momento de desaparecer, dos de los que
allí estábamos observamos un potente foco luminoso impactando contra el
objeto romboidal. Como sucede en otros casos de encuentros previa cita,
nuestros carretes se velaron sin motivo aparente, con la excepción de
uno de los negativos en el que aparecía el foco de luz que impactó
contra el objeto romboidal, foco del que, por otro lado, nadie recordaba
de haber fotografiado...
Noche
del 22 de marzo de 1979. Varias personas se reúnen en la explanada de
los Pinares de Venecia, a las afueras de Zaragoza, Durante la noche,
diversos objetos luminosos hacen acto de presencia, pero el fenómeno más
espectacular sucede al amanecer. los atónitos testigos observan vados
platillos volantes de apariencia metálica, uno de los cuales pudo ser
fotografiado. El principal instigador de dicho encuentro es el
zaragozano Pascual Vázquez Arracó que, hasta la fecha, llevaba, según su
testimonio, la friolera de 53 años de contactos con entidades
extraterrestres. Todo comenzó en 1926, cuando fue testigo del aterrizaje
de un objeto discoidal del que descendió un ser de elevada estatura que
le transmito telepáticamente diversas imágenes de lo que había de
suceder en un futuro. Hasta la fecha de su muerte, en 1992, Vázquez
Arracó vaticinó en vanas emisoras de radio la aparición de ovnis en
diferentes lugares de Zaragoza.
Otros contactados visuales españoles que también lograron obtener
espectaculares fotografías ovni son los castellonenses Vicente
Enguídanos y Juan Salvador Arnau Ambosse caracterizan, además de por su
apretado archivo fotográfico, por mantenerse al margen de los medios de
comunicación. En una de las tomas más interesantes de Salvador se pueden
apreciar dos focos exageradamente luminosos sobre un depósito de agua
de la población castellonense de Benicarló.
Enguídanos, por su parte, conectó con otros contactados españoles
después de que se produjese el macroavistamiento ovni español del 2 de
febrero de 1988, fecha clave en el movimiento contactista de nuestro
país. Para este contactado, el avistamiento del 2 de febrero "permitió
que comenzara en la Tierra una misión de ayuda, de paz y de
concienciación en el amor, para dar a conocer al Hombre su próxima
dimensión de humana a espiritual, vía naves del Cosmos...'. Días después
viajó a Burriana, una pequeña localidad cercana a la ciudad de
Castellón, donde conoció a otro grupo de contacto del que hablaremos más
adelante, iniciándose la llamada "Misión Punta de Flecha". Enguídanos y
el grupo tuvieron la oportunidad de fotografiar naves en diversas
ocasiones, pero este contactado llevaba protagonizando avistamientos
desde 1978. Incluso en varias ocasiones pudo captar con su cámara
espectaculares tomas de platillos volantes a pleno día.
Recientemente,
pudimos conocer al contactado riojano afincado en Figueres (Barcelona)
Antonio Puertollano. Sus primeras experiencias comenzaron en el mundo de
la canalización de entidades espirituales para, posteriormente,
conectar con seres extraterrestres. Desde entonces posee infinidad de
fotografías como resultado de sus decenas de encuentros previa cita con
extraños objetos luminosos. Otros casos similares más o menos
espectaculares reposan en nuestros archivos. Pero en el fondo la
conclusión siempre es la misma: A pesar de las fotografías y los
encuentros previa cita todavía los investigadores no sabemos a qué clase
de inteligencia nos enfrentamos y cuáles son sus intenciones.
¿Por qué a mí?
Eduardo Pons Prades militó desde la década de los treinta en el
sindicato anarquista de la CNT. Durante la Guerra Civil se alistó
voluntario en el ejército republicano y, al finalizar la contienda,
combatió en la guerrilla. Actuó en la clandestinidad contra el régimen
franquista y permaneció vados años exiliado. Más tarde comenzarla su
carrera de escritor, siendo considerado uno de los historiadores con
mejor información sobre la Guerra Civil española. De sus investigaciones
nacieron vados libros sobre temas históricos y de actualidad, buena
parte de ellos editados por Planeta.
Además fue jefe de redacción del Diario de Barcelona, entre otros
cargos periodísticos. Hombre de fuertes convicciones izquierdistas, se
considera libertario y ateo. Desde luego no es la mejor carta de
presentación para un contactado. Sin embargo, nuestro protagonista
asegura haber estado siete horas a bordo de una nave extraterrestre.
Ocurrió el 31 de agosto de 1981, cerca de Prats de Molió, en los
Pirineos catalanes. Eduardo se equivocó de camino y acabó en una vía
forestal, momento en el que se paró el motor de su automóvil. Decidió
entonces adentrarse en el bosque con la intención de encontrar alguna
casa y pedir ayuda. Pero lo que vio fue una enorme nave espacial posada y
un ser que le invitó a entrar. Dentro vio a más seres de las mismas
características de¡ primero que le transmitieron un mensaje destinado a
los habitantes del planeta Tierra. 'Cuando le confesé a mi editor, José
Manuel Lara, lo que me había pasado y que quería darlo a conocer en un
libro, me dijo que si lo hacía perdería toda mi credibilidad como
historiador y periodista, pero se trataba de algo demasiado importante
como para pensar en tonterías', nos decía Pons Prades durante una larga
entrevista que mantuvimos. El mensaje versaba sobre temas como la
libertad cósmica, la educación o la Ciencia, además de advertir sobre
ciertos peligros que se avecinaban para nuestro mundo.
Otros contactados españoles también se toparon con seres de supuesta
procedencia extraterrestre en solitarias carreteras. Es el caso, por
ejemplo, de Julio F. o Pedro Rivalta. Al primero, como a Pons Prades, se
le paró el coche en un camino secundado, cerca de Medinaceli (Soria).
Allí se le acercaron dos extraños seres, enormemente altos, que le
invitaron a seguirlos hasta un enorme platillo volante de unos 70 metros
de diámetro. Dentro de la nave, tanto el testigo como su perro Mus,
fueron sometidos a diversas pruebas médicas y finalmente se le obsequió
con un viaje espacial. Uno de los puntos más interesantes de este caso,
en su época estudiado por especialistas del prestigio de Antonio Ribera,
Fernando Jiménez del Oso o Enrique de Vicente, es que los supuestos
seres extraterrestres se comunicaban con los investigadores a través de
Julio F cuando éste entraba en trance hipnótico. Rivalta se topó en 1969
con unos supuestos seres de otros mundos de una forma muy parecida a
los anteriores contactados. Durante largo tiempo pudo conversar en el
interior de un platillo volante con sus tripulantes. Vados años después y
en el mismo lugar repitió la experiencia accediendo a nuevas
informaciones "que cambiaron absolutamente mi vida".
Soledad
Gómez es una ama de casa malagueña que nunca se había interesado por el
fenómeno ovni, hasta que un día sintió una imperiosa necesidad de tomar
un bolígrafo y papel y empezó a escribir por el método de la escritura
automática una serie de palabras ininteligibles. Días después, un
autodenominado ser extraterrestre se puso en contacto con ella, primero
telepáticamente, y luego se le apareció en su domicilio en varias
ocasiones, transmitiendo una sede de mensajes, algunos de corte
claramente catastrofista. La noche del 28 de octubre de 1990 en la
Sierra de Ronda vivió junto a su mando, Enrique López, un encuentro
previa cita. Un objeto lenticular se situó sobre el automóvil de los
testigos y de su fuselaje salieron sendos haces de luz que les rodearon.
Enrique, paralizado, no perdió en ningún momento de vista a su esposa
que, de algún modo, viajaba con estos seres hacia un lejano planeta.
En 1969 Ventura Muñoz protagonizó un encuentro con una esfera roja en
una carretera, cerca de El Escorial (Madrid) la bola de luz parecía
seguir al empresario, que cinco años después viviría nuevas experiencias
ovni, llegando a ver en diversas ocasiones, según asegura, a vados
seres de otros mundos que le transmitieron, como es habitual, mensajes
en los que vaticinaban tiempos difíciles para nuestro planeta.
En
los casos anteriormente narrados son unos supuestos seres
extraterrestres los que entran en comunicación con el contactado y éste
se ve involucrado en una sede de acontecimientos que jamás se hubiera
pensado que él llegara a protagonizar. la pregunta que nos hacemos
muchos investigadores es ¿a qué clase de personas eligen para entrar en
contacto? ¿Poseen algún tipo de característica común? Por el momento no
tenemos la respuesta. Se trata de individuos con creencias, estilos de
vida, formación, trayectoria vital y actitudes muy diferentes. Además,
para acabar de complicar las cosas, en algunos casos son los propios
contactados los que buscan el contacto y en otros con- viven con
experiencias anómalas desde su más tierna infancia. Es el caso de Ana
Margarida C., una empresaria lusa de una envidiable formación académica,
cuyas experiencias ha compartido con los autores y con otros ufólogos
españoles. De niña desapareció de forma misteriosa varias veces por los
campos que rodeaban su casa. Incluso, antes de su nacimiento, la madre
de Ana Margarida recuerda que sintió una extraña sensación y vio un
objeto luminoso muy brillante en los cielos. Veinte años después, en
1978, observó cómo una bola luminosa de color anaranjado surgió del mar
para, tras realizar una sede de maniobras, desaparecer a gran velocidad.
A partir de ese momento empezó a mostrar algunas facultades
paranormales. La más espectacular de todas ellas es su capacidad para
atraer con su pecho todo tipo de objetos metálicos. Desde entonces
protagoniza innumerables avistamientos de ovnis junto a su familia,
pérdidas temporales e injustificadas de memoria, etc. Ana Margarida
viajó hasta uno de los montes más altos de Portugal llamado Serra da
Estrela junto a un grupo de personas interesadas en el tema ovni,
algunas de las cuales también tenían experiencias de contacto. Una de
estas personas, Mario Santos, nos confesó que había observado ovnis en
diversas ocasiones desde Serra da Estrela en sendos encuentros previa
cita con seres extraterrestres con los que dice estar en contacto. Ese
día, los miembros de¡ grupo tomaron varias fotografías sin otra
intención que poseer un recuerdo de la agradable tarde. Cuando, días
después, revelaron el carrete, se toparon con la sorpresa de que en una
de las tomas, junto a un miembro de¡ grupo, aparecía la figura de lo que
se asemeja a un ser luminoso que nadie vio en el momento de tomar la
instantánea. Actualmente Ana Margarida sigue protagonizando numerosos
fenómenos anómalos.
Una experiencia individual
"Hemos vivido alguna experiencia personal, entrevistado a
infinidad de contactados, estudiado las fotografías que nos presentan...
pero, a pesar de todo, ni nosotros ni ningún otro investigador tiene la
prueba definitiva que demuestre la absoluta realidad de estos
contactos", explicábamos. "Ése es vuestro error, la experiencia de
contacto es personal e intransferible y lo menos importante son las
pruebas físicas', nos respondía José Juan Linares, el enésimo contactado
que entrevistábamos. A raíz de una sede de mensajes que recibió
psicográficamente, nuestro interlocutor acudió a un encuentro previa
cita junto a otras dos personas en el coruñés Monte Xalo, donde se les
presentó un espectacular objeto con la típica forma de cigarro puro.
Presas de¡ miedo, decidieron abandonar el lugar cuanto antes. las
palabras de linares nos recordaban demasiado a las pronunciadas por el
sacerdote Pedro Pablo Requejo, director del colegio Apóstol Santiago de
Vigo. 'Lo importante es el mensaje de amor que nos transmiten estos
seres y la propia experiencia", nos decía. El padre Requejo se introdujo
en el tema del contacto extraterrestre después de presenciar, al igual
que miles de gallegos, la aparición de un ovni sobre los cielos vigueses
a las siete de la tarde del mes de mayo de 1970. El objeto incluso pudo
ser filmado por Matías Álvarez García, quien nos narró todos los
pormenores de¡ caso hace algunos años. Desde entonces, junto a un grupo
de individuos de gran relevancia social, dice mantener contactos con
seres de Ganímedes. En uno de los encuentros previa cita observaron el
paso de vados ovnis que fueron detectados por algunos radares
militares... Pero ésa es otra historia.
El
6 de junio de 1994, el también contactado olívico José Ferro divisó
vados ovnis sobre la da y dio aviso a la Policía Municipal. Dos miembros
de este cuerpo fueron así testigos, junto al contactado, de las
espectaculares maniobras realizadas por una quincena de ovnis, tal y
como consta en un informe policial de esa noche que obra en nuestro
poder. Sin embargo, para Ferro lo más importante del contacto también es
nuestra conexión con nosotros mismos, las luces en los cielos son
secundarias.
Contactados de la nueva era
"Nuestra
finalidad al conectar con Tefilo es saber más sobre la ley cósmica de
evolución y progreso en consonancia con las verdaderas enseñanzas de
Jesucristo". Quien así habla es José Fábregat, un profesor de Filosofía
barcelonés interesado desde siempre por temas espirituales, que hace
unos quince años entró en contacto con un ser extraterrestre que dice
llamarse Tefilo. "Yo creía que esto de los ovnis no era cierto, pero un
día este ser comenzó a utilizarme de canal, a través de la mediumnidad,
para comunicar- nos ciertos saberes", nos explicaba en el Centro de
Estudios de Ciencias Universales, creado para dar a conocer la sabiduría
espiritual de Tefilo. En este mismo sentido, un grupo de personas
residentes también en la ciudad condal y que se hacen llamar "Equipo
Loemi", viene recibiendo una serie de mensajes a través de la oui-ja,
procedentes, supuestamente, de los habitantes de un planeta de la
constelación del Can Mayor, desde mediados de los años ochenta. Además
de transmitirles informaciones para encarar "la nueva era que se avecina
en la Tierra, hemos desarrollado gracias a nuestros contactos un nuevo
sistema de curación llamado inducción celular, nos manifestaban dos de
los miembros de Loemi. Sus experiencias contactistas llegaron a su punto
más álgido cuando en 1995 cuatro miembros de¡ grupo penetraron en el
interior de un platillo volante donde, a través de una película
holográfica, 'nos mostraron la verdad del desarrollo del Universo y del
planeta Tierra".
El
2 de febrero de 1988 un ovni surca los cielos españoles. En los días
siguientes comenzaron a circular multitud de comentarios para explicar
el fenómeno: Bólido, reentrada de chatarra espacial u objeto no
identificado. Sin embargo, para vados grupos de contacto españoles se
trataba de una nave extraterrestre con un importante mensaje simbólico
que hacernos llegar. Lice Moreno, cabeza visible de un grupo de
contactados que habitaban en Desojo (Navarra), se dio cuenta de que el
avistamiento ocurrió 33 días después de que hubiese comenzado el año y
333 antes de que terminara. Además, la suma de las cifras (02-02-1988)
da 3. Esta coincidencia se unía al hecho de que contactados de
diferentes zonas del mundo venían recibiendo mensajes que hablaban de la
importancia simbólica del 3 y el 33 en relación con el próximo cambio
de era. De este modo nace la 'Clave 33", cuyo símbolo es la estrella de
David (la unión de dos triángulos representando la confluencia del Cielo
y la Tierra). La finalidad de este proyecto era lograr la unión de
todos los contactados españoles. Para ello organizó dos reuniones, la
primera celebrada en Desojo y la segunda en A Coruña, a las que
asistieron también contactados foráneos como Sixto Paz. Por si fuera
poco, vados de los individuos involucrados en la Clave 33, entre ellos
el propio Lice, lograron fotografiar en los cielos dos triángulos en
diferente posición, emblema del movimiento contactista.
En
Burdana (Castellón) tuvimos la oportunidad de entrevistar a varios
miembros de la "Misión Punta de Flecha" (en la foto), también formada a
raíz del avistamiento de febrero de 1988. Su misión es "conseguir el
despertar de la Humanidad a través del amor para encarar la nueva era
que se nos avecina", nos decían Julián Arribas y Juan Ramón Carratalá.
Los miembros de este singular grupo lograron filmar en varias ocasiones
la presencia de ovnis sobre Burdana, pero su experiencia más
espectacular la vivieron el 2 de septiembre de 1989 junto a Bernardo
Cardó, subcampeón mundial de emisiones de radioaficionados mediante
microondas. Con dos antenas de microondas, una emisora y otra receptora,
alejada de la primera, la experiencia consistía en emitir hacia el
cielo para que la señal rebotase en "una nave extraterrestre en la
cuarta dimensión" y fuese recibida por la antena receptora. Y desde
luego algo anómalo sucedió. Un sorprendido y escéptico Cardó certificó
que, sin ninguna duda, algo invisible hacía de pantalla. la experiencia
se repitió una segunda vez, pero en esta ocasión se necesitaban dos
pantallas fijas en el cielo que rebotasen la señal. Incomprensiblemente,
de nuevo la antena receptora recibió la señal.
Pero
de entre todos los grupos de contacto, quienes llevaron hasta las
últimas consecuencias los mensajes de amor, paz, confraternidad y nueva
era recibidos por sus guías extraplanetarios fueron los miembros del
grupo coruñés Humanidad Solar. Un buen día estos jóvenes decidieron
olvidar sus experiencias ovni y poner en práctica los mensajes
recibidos. Así, entre todos abrieron un albergue para vagabundos y
toxicómanos. Quizá ésta sea la mejor conclusión a la que pueden llegar
muchos de los contactados que continuamente hablan de amor y solidaridad
con el prójimo.
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23/03/2001 |
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